Uno de los aspectos que garantiza la calidad de los Sistemas de Formación Dual es el aprendizaje basado en el puesto de trabajo, entendido como un proceso en el que, desde el centro de trabajo, se forma a las personas de competencias profesionales que les permitan desarrollar las tareas laborales con éxito, haciendo de la situación laboral un entorno didáctico en el que confluyen los elementos de enseñanza y aprendizaje que permitan a la persona adquirir los conocimientos y habilidades necesarias para desarrollarse a nivel profesional (Onstenk, 1995; Siebert, Mills y Tuff, 2009).
En este contexto, una figura esencial en el desarrollo de la FP Dual es el tutor o tutora de empresa. Las aportaciones de los tutores deben considerarse de gran utilidad en la identificación de los puntos críticos en el desarrollo de una tutoría de calidad en la empresa participante en la FP Dual. El tutor de empresa favorece la coordinación con el centro educativo y el acompañamiento pedagógico durante el proceso de aprendizaje, facilitando la vinculación entre teoría y práctica.
Para el buen desarrollo de esta tarea, el tutor debe tener habilidades en tres aspectos fundamentales: competencias teóricas o conceptuales, conocimientos específicos de las funciones y tareas vinculadas a su profesión y puesto de trabajo; competencias psicopedagógicas o metodológicas, destrezas y habilidades para activar los procesos de enseñanza y aprendizaje con el alumnado aprendiz y, por último, competencias sociales, con el fin de relacionarse con otras personas con actitud comunicativa y constructiva (Tejada, 2002).
Estas circunstancias hacen necesaria una formación específica del tutor de empresa que le dote de competencias profesionales para desarrollar su acción tutorial, y garantizar una formación de calidad al alumnado que ha optado por la modalidad dual para realizar un Ciclo Formativo.
Teniendo en consideración la normativa vigente y la experiencia e investigaciones previas, cabe resaltar un conjunto de competencias fundamentales que debe alcanzar un tutor o tutora de empresa en Formación Dual para desempeñar las labores de tutoría de la manera óptima.
En primer lugar, es fundamental que las personas responsables de la tutoría en la empresa tengan conocimientos sobre el Sistema Educativo y la normativa reguladora de la FP Dual.
En segundo lugar, dado que la FP Dual requiere de una intensa colaboración entre centro educativo y empresa, los tutores y tutoras deben establecer cauces de comunicación fluida entre centros con el fin de garantizar la calidad del proceso formativo de los estudiantes. Así, tienen que establecer sinergias para formalizar convenios de colaboración, elaborar conjuntamente el plan formativo del estudiante según el currículum, establecer objetivos y contenidos de formación en relación a las competencias personales, académicas y profesionales y los resultados de aprendizaje a alcanzar, así como concretar la temporalización de las actividades a realizar y los criterios de evaluación a aplicar a los objetivos planteados. Además, el tutor debe ser capaz de elaborar un perfil profesional y definir los criterios de selección del estudiante adecuado a la realidad de la empresa.
En tercer lugar, debe tener las competencias precisas para gestionar la acogida al aprendiz, dar a conocer cuáles son sus responsabilidades, formativas y vinculadas al puesto de trabajo y cuáles son los valores y normas que debe respetar en la empresa. Asimismo, la transmisión de contenidos y conocimiento requiere el dominio de competencias comunicativas, lo que exige dominar los diferentes canales, medios y espacios en los que se entabla comunicación aprendiz-tutor.
En cuarto lugar, los tutores de empresa deben tener habilidades formativas que les posibiliten la transmisión de conocimientos y competencias, para lo cual es preciso el dominio de estrategias y herramientas que les permitan identificar el perfil del alumnado para ajustar los procesos de enseñanza-aprendizaje a las características individuales, complementadas con nociones sobre los estilos de aprendizaje y cómo atender a la diversidad para ajustar los procesos y metodología a las características de cada aprendiz.
En quinto lugar, la metodología empleada en los procesos formativos es el eje vertebrador de la garantía de la calidad de los mismos. Por eso, conviene establecer condiciones que favorezcan el desarrollo del proceso de aprendizaje, favoreciendo el aprendizaje por competencias y el trabajo colaborativo, vinculando los contenidos y competencias a adquirir por el alumnado a la realidad laboral, potenciando la autonomía del estudiante.
Por último, los tutores y tutoras de empresa tienen que ser capaces de realizar un análisis de los aprendizajes y competencias adquiridas por el alumnado durante el proceso formativo, mediante tutorías y seguimiento de su aprendizaje con el fin de establecer las mejoras pertinentes, por lo que deben conocer las estrategias evaluadoras pertinentes para desarrollar esa función.
En definitiva, la FP Dual representa un tipo de acción formativa que tiene como elemento fuerza una alianza estratégica entre la empresa y el centro educativo, con objeto de que, mediante la acción coordinada e interactiva entre ambas instituciones, el alumnado alcance niveles óptimos de cualificación profesional.
Marta Virgos Sánchez – Investigadora predoctoral en el ámbito de FP Dual. Universidad de Oviedo.
Referencias bibliográficas
Onstenk, J. (1995). El aprendizaje en el puesto de trabajo ante un cambio en la organización de la industria de transformación. Revista Europea de Formación Profesional, (5), 34-42.
Siebert, S., Mills, V., & Tuff, C. (2009). Pedagogy of work-based learning: the role of the learning group. Journal of Workplace Learning, 21(6), 443-454.
Tejada Fernández, J. (2002). La formación de formadores. Apuntes para una propuesta de plan de formación. Educar, (30), 091-118.
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